miércoles, 13 de junio de 2012

Claudia Piñeiro: Betibú



 Un conocido hombre de negocios aparece degollado en su domicilio. Su criada ha encontrado el cadáver. Un periodista joven, que se deja ayudar por otro viejo y experto, comienza a investigar. Pronto van a sucederse otras muertes misteriosas… Todos hemos leído cientos de novelas o visto miles de películas con estos ingredientes. La última novela de Claudia Piñeiro (Buenos Aires, 1960) es un patchwork de estereotipos de la novela policial y de suspense. El mismo espacio en el que la autora vuelca su historia–un exclusivo country club a las afueras de Buenos Aires-, ya lo ha tratado en su novela más famosa, Las viudas de los jueves. Sin embargo, Betibú se deja leer muy bien, nunca da la impresión de caer en la vulgaridad. ¿Por qué? Posiblemente se deba a dos motivos: uno, está bien escrita, siempre con ese tono neutro a lo Vargas Llosa o Manuel Puig; dos, consigue mostrar un personaje alrededor del cual va enhebrando toda la acción.
Ese personaje es Nurit Iscar, conocida por algunos como Betibú, por su parecido con Bety Boop, la heroína de cómic. Betibú es una mujer de mediana edad, ex periodista, ex escritora, inteligente, agnóstica, divorciada y con una vida sentimental a la deriva. El periódico para el que trabajó le pide que redacte una crónica diaria desde el country club donde se ha producido el crimen. Enseguida sus pesquisas hacen que trabaje en equipo improvisado con los dos periodistas que también están cubriendo el suceso. Lo más valioso no está, quizás, en el modo con que se va hilando la trama, ni en el hecho de que la protagonista sea una mujer decidida (a estas alturas otro tópico de la novela policial de hoy) sino en cómo vamos descubriendo a la protagonista, sus dudas y contradicciones, las relaciones con sus hijos, las amigas que la rodean y forman con ella casi otra familia. Nuria, es decir, Betibú, es hija de una sociedad burguesa y posmoderna que existe en Buenos Aires igual que en Madrid, Londres o París, todo esto sin que ella pierda su inconfundible argentinidad. Sus lazos afectivos tienen que recomponerse continuamente al ritmo que la vida le va imponiendo. Son reales la crudeza o el desenfado con que encara ciertas situaciones o las dificultades que atraviesa para intenta comprenderse. Otros personajes resultan también un acierto, particularmente el “pibe de policiales” (nunca se conoce su nombre), siempre colgado de su blackberry. El mundo de internet está reclamando su sitio en la literatura.
En definitiva, Piñeiro vuelve a ofrecer otro producto comercial, pero de calidad.

Claudia Piñeiro: Betibú, Madrid, Alfaguara, 2011, 354 págs., 18, 5 euros.